Hay muchas situaciones que pueden hacer necesario inducir el parto.
Puede ser necesaria la inducción del parto cuando:
El parto se retrasa respecto a la fecha prevista; la inducción se suele aconsejar entre la semana 41 y la 42.
Has roto aguas sin que se inicie el proceso de parto.
Eres diabética; la inducción se suele ofrecer en la semana 38 o poco después.
Sufres de preeclampsia.
Tienes pérdidas de sangre fuera de lo habitual.
Se determina que tu bebé está en una situación de estrés.
La placenta ha dejado de suministrar adecuadamente oxígeno y nutrientes al bebé.
Tienes un parto múltiple y el doctor considera que la inducción es necesaria.
Si no sabes cómo aumentar tus posibilidades de tener un parto natural, hay muchas formas de favorecerlo que además permitirán que tengas un embarazo más saludable. Algunas de ellas son:
Evitar el tabaco, el alcohol y las drogas durante todo el embarazo.
No tomar ningún medicamento o suplemento sin consultarlo antes con el médico.
Asistir a revisiones prenatales periódicamente.
tener una alimentación sana y equilibrada
Hacer ejercicio regularmente.
Consultar inmediatamente con el médico cualquier síntoma fuera de lo común.
Recuerda: si te tienes que someter a una intervención médica, eso no significa que hayas hecho nada malo; muchas mujeres lo hacen todo bien durante su embarazo y, aun así, tienen que someterse a un parto inducido u otra clase de intervención. Aproximadamente una de cada tres mujeres necesitará alguna clase de intervención médica para poder dar a luz a su bebé.
La inducción también puede producirse a petición de la mujer por motivos personales. Una mujer puede solicitarlo para asegurarse de que su pareja esté presente para el nacimiento de su hijo (por ejemplo, si su pareja es militar y está obligado a reincorporarse a filas próximamente). Si han surgido complicaciones en un embarazo anterior, podrían ser también motivo de inducción.
Hay varias formas de practicar una inducción, como:
El despegue de membranas: es uno de los primeros métodos que se suelen usar para inducir el parto; en este procedimiento, el médico o la comadrona separan las membranas del cuello del útero que rodean a tu bebé; es un procedimiento que se suele repetir un par de veces.
La prostaglandina: es una hormona artificial que se introduce en la vagina en forma de gel o tableta; esta sustancia permite la maduración del cuello del útero; para que funcione, suelen ser necesarias unas cuantas dosis; a veces se aplica mediante un pesario de liberación lenta.
La rotura artificial de membranas: este método consiste en provocar la rotura de aguas artificialmente mediante un instrumento similar a un gancho; aunque solía ser un método de inducción del parto muy frecuente, en la actualidad se usa principalmente para acelerar el proceso del parto cuando este no progresa.
Syntocinon: es un fármaco cuyo principio activo es la oxitocina sintética; se suele usar únicamente en situaciones de ralentización del proceso del parto o cuando fallan el despegue de membranas y la prostaglandina; Syntocinon se administra mediante un gotero intravenoso con el propósito de hacer que tus contracciones puedan dilatar el cuello del útero sin hacerse demasiado intensas.
La inducción natural: es posible inducir el parto también por medios naturales; la oxitocina es la hormona responsable de las contracciones y puede inducir el parto si se estimulan los pezones (ya sea por medios manuales o mediante un extractor de leche) para producirla; las relaciones sexuales también pueden estimular las contracciones del útero.
La inducción del parto suele iniciarse con un despegue de membranas. Puede que sea necesario realizarlo unas cuantas veces y, si funciona, el proceso del parto tendrá lugar con normalidad.
Si no funciona, el médico o la comadrona posiblemente administrarán una hormona artificial para que se inicien las contracciones.
Si esto tampoco funciona, entonces el médico puede optar por la rotura artificial de aguas, la cual suele provocar el inicio de las contracciones. Sin embargo, este método acarrea algunos riesgos para tu bebé, por lo que tanto tú como él pasaréis a estar bajo vigilancia para garantizar vuestra seguridad.
La inducción del parto suele provocar unas contracciones más intensas y dolorosas de lo normal y es probable que necesites una epidural para soportar el dolor. La elección es tuya: siempre puedes optar por los métodos alternativos contra el dolor.
Si fallan los intentos de inducción, se te ofrecerá la opción del parto por cesárea, que a veces incluso puede ser necesario por razones médicas. Sin embargo, muchas de las mujeres a las que se somete a inducción del parto acaban dando a luz con normalidad, sin que sea necesaria ninguna intervención médica adicional.
Es importante que recuerdes que uno de cada tres partos requiere intervención médica y que ello no se corresponde en modo alguno con tus competencias como mujer y como madre.
Sin embargo, realizar una inducción sin que sea necesario desde el punto de vista médico no es en absoluto recomendable. Hay muchos motivos válidos para realizar una inducción del parto; LA COMODIDAD no es uno de ellos.
Tu objetivo es traer al mundo un bebé sano. Las últimas semanas, a pesar de lo incómodas que son, permiten el desarrollo de los órganos vitales.
¿Existe alguna prioridad mayor que la de permitir la maduración completa del corazón, los pulmones y el cerebro de tu bebé? Ten paciencia durante estas últimas semanas. Tu pequeñín llegará cuando esté listo para salir al mundo.