Hay casos en los que a una mujer le resulta imposible empujar a su bebé al exterior,
ya sea por la influencia de la medicación o por agotamiento. También puede deberse a complicaciones o a situaciones de emergencia
que obliguen a apresurar el alumbramiento.
Los fórceps se parecen a las pinzas para servir ensalada, con extremos curvados para sujetar la cabeza de tu bebé. Para poder usarlos,
es posible que tu médico te practique una episiotomía (una incisión quirúrgica que ensancha la abertura vaginal)
que haga sitio para los fórceps y la cabeza de tu bebé. En el momento en que empujes durante una contracción,
el médico tirará de tu bebé suavemente con los fórceps. Si después de tres intentos no lo ha conseguido,
normalmente necesitarás una cesárea.
Este método consiste en el uso de un dispositivo de vacío; una ventosa conectada a una pequeña bomba de succión
que se coloca en la cabeza de tu bebé. Hay varios tipos diferentes, desde ventosas blandas a metálicas;
el tipo de ventosa que se use dependerá de la posición del bebé. El parto tiende a ser
menos doloroso con ventosa que con fórceps. El uso de la ventosa hace que la necesidad de practicar
una episiotomía sea menor. En el momento en que empujes durante una contracción, el médico tirará de tu bebé suavemente con la ventosa. Si después
de tres intentos no lo ha conseguido, posiblemente necesitarás una cesárea.
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